Me encanta la feria de Abril.
Me gusta el rebujito, ver a las señoras vestidas de faralaes, ver como bailan sevillanas y los caballos, carruajes y derivados.
Pero aparte de un personal criterio de gusto, esta manifestación cultural la vengo viendo toda la vida. Sin ser la mia propia ni la de mi tierra, sí que es la de cientos de vecinos andaluces que han hecho de esta isla su hogar.
Por eso me cruje ver por enésima vez a todos esos grandes patriotas canarios quejándose y reclamando amargamente al ayuntamiento por permitir a nuestros vecinos andaluces celebrar su fiesta anual. Y otra vez, con la cantinela de siempre. El consabido lamento de que se permitan celebraciones ajenas al cachorro canario, al timple y a la folia. Que todo lo de fuera, especialmente si es peninsular es dañino, usurpador y colonialista. El sempiterno agravio comparativo de que en sevilla no hay un día de canarias y nosotros les permitimos colonizarnos culturalmente. y la ignorancia de creer que las instituciones públicas financian esa fiesta abundando en el agravio comparativo.
Pues aclaremos cosas:
Las ferias de abril se las financias los andaluces ellos solitos. Como mucho, piden al ayuntamiento un permiso para ceder (incluso pagando) un espacio, pero nadie les paga la fiesta.
Se organizan porque son organizados. Invitan a todo el mundo y solo pretenden mantener sus raices vivas.
En canarias, gobierno, cabildo y ayuntamientos sufragan las fiestas canarias de todas clases cientos de dias al año. Romerias, festivales folclóricos, conciertos, mercadillos, etc. No podemos quejarnos de desasistencia.
Y me huele que me apesta cuando unos canarios polviando gofio arremeten con saña cuando unos andaluces celebran sus cositas a base de organizarse (y pagarse) ellos mismos sus fiestas. Curiosamente, gente que clama por el womad y por festivales de culturas que nos son ajenas y lejanas, se vomitan por ver a los andaluces luciendo sus galas. Andaluces de 2 3 4 y 5 generacion que llevan entre nosotros siglos, que nos han dado parte de su folclore, su habla y su cultura, siendo nuestros vecinos, nuestros parientes y nuestros hermanos, de repente se proclaman como lejanos usurpadores carroñeros invasores frente a unos senegaleses que tocan nueva trova africana.
A tomar por saco. Que viva la feria de abril y mis vecinos por soleares, Guárdenme un sitio en una caseta
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