" El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio y el odio lleva al sufrimiento"
Maestro Jedi Yoda
La literatura y la cinematografía universal están plagadas de referentes en los que se escudriña el devenir del ser humano por sentimientos poderosos derivados de la eterna confrontación entre el bien y el mal. La luz y la oscuridad. El amor y el odio.
Podría encontrar textos más eruditos y citas de clásicos que ilustren lo que digo, pero por cercanía generacional y por huella personal, hoy me veo encarnado en la siniestra figura de Darth Vader. Un alma blanca secuestrada por el reverso tenebroso de la fuerza que muy a su pesar y sometido a un insoportable sufrimiento, se vuelve esclavo de unas pasiones que lo arrastran inevitablemente hacia el mismo destino que un día arrastró a Caín, a Lucifer, a Ulises en su odisea y a tantos otros personajes que evidencian de variadas formas lo susceptibles que somos para vernos avocados a una tenebrosa reconversión de nuestras más puras esencias.
Desconozco si George Lucas era consciente de que sus guiones de Star wars se entrelazaban en la maraña de situaciones que rompieron las cabezas y armaron los textos de los mayores genios de la literatura humana. No sé si tenía consciencia de estar metiendo el dedo en medio de la llaga que siempre produce la transformación y el caos que se genera al confrontar la luz con las tinieblas. Pero sea como fuere, con conciencia o sin ella, dió en el clavo.
Conmueve ver a un personaje tan atormentado como Anakin Skywalker. Y lejos de toda vanidad, hoy no puedo más que verme identificado con una historia de la que ni Anakin ni nadie son los únicos protagonistas.
Me veo inmerso en la pesadumbre, la soledad y el desconsuelo que produce la inmersión en el lado oscuro. Mucho más gravoso cuando, como a Anakin, el motivo de esa desazón proviene de algo tan opuesto como son el amor y la luz.
A Anakin el amor por su madre, y posteriormente el profesado hacia su querida Amidala, le convierten finalmente es el oscuro señor de las tinieblas en el que acaba convirtiéndose.
El miedo a la pérdida, tal y como sentencia el maestro Yoda, le llenan de ira, la ira de odio y el odio de un sufrimiento insoportable. Todo ello junto le conduce a las atrocidades contra las que siempre luchó, llevando al exterminio sin piedad de todo un planeta, Alderaan. Y finalmente, a la pérdida de los objetos de ese amor tan intenso que le llevó al desequilibrio y la inquina.
Hoy yo soy Darth Vader. Quiero pensar que en mi interior aún lucha por respirar la esencia de Anakin. Y quiero pensar que algún día, como le sucede al oscuro protagonista de la saga, alguien me quitará la máscara negra para que acabe aflorando el alma blanca de Anakin que nunca terminó de morir, y se produzca una reconciliación espiritual entre él y el mundo, pero sobre todo, una reconciliación consigo mismo. Las pérdidas serán irrecuperables. El sufrimiento, imborrable. Pero la esperanza de morir en paz con uno mismo no es algo que deba ni pueda perderse.
Yo no tengo ni tendré a un Luke Skywalker que me ayude a liberarme de la siniestra máscara. Pero quizás la poderosa fuerza que sostiene y maneja el universo me tienda una mano. O el tiempo. O quizás mi adorada Koira. Pero espero morir como Anakin y no como el Darth Vader que me está consumiendo la vida.
Me encanta!!!Todos somos luz y oscuridad
ResponderEliminarAma a las dos,alimenta a la que quieres que te avompañe.
Me encanta!!!
ResponderEliminarTodos somos luz y oscuridad.Ama a las dos,alimenta a la que quieras que te acompañe.