jueves, 2 de julio de 2020

LEARNING

Ya tengo una edad respetable. Medio siglo y algo más dan para mucho, y por más zoquete que seas o por poco dotado que estuvieras para el aprendizaje, los años acumulan experiencia, y la experiencia es conocimiento. Y a día de hoy, los conocimientos académicos, técnicos y teóricos que estudié durante mi vida no parecen tener una gran relevancia frente a los conocimientos fortuitos que los años me han ido imponiendo.

 Algo tengo claro: Tú no manejas tu vida, ni tu tiempo. El tiempo es un enigma, ninguno de nosotros puede saber cuando le llegará su hora, pero todos y cada uno de nosotros confiamos en que eso es algo que está lejano. Y en base a eso, nos trazamos metas, objetivos y planes a largo plazo. Nos emperramos con ahinco en lograr cosas y en base a ello centramos nuestra actividad, esfuerzos, dinero y sobre todo, ese tiempo que gastamos como si fuera gratis.

Y aquí viene lo peor: nada de lo que te propongas llegará a buen término si no es lo que estaba escrito para ti. No importa cuanto te empeñes; si la vida no quiere que vayas por un camino, no irás. Por más que lo intentes.

 A mi edad, creo que nada de lo que programé, soñé o intenté se ha cumplido. Siempre aparecía un tirabuzón con doble mortal hacia atrás que destrozaba mis planes y el camino recorrido. Mi plan de vida pensado, meditado y programado se ha ido desmoronando con los años bloque a bloque. Porque si la vida no quería, yo no iba a salirme con la mia.

 Y ya talludito, me fabriqué otro objetivo, pero de nuevo, se desploma ante mis narices, haga lo que haga. Y estoy seguro de que si algún día alguno de mis planes apunta maneras de llegar a realizarse, el día antes un infarto me dejará seco, pero el caso es que no se cumplirá.

 Por eso será mejor no volverse a trazar ningún plan. Dejarse llevar por la marea, y quizás así algún día uno descubra el propósito de todo esto. Por casualidad. Como una revelación tardía.. Y en ese momento, y sin que sirva de nada, entenderás todo. Los porqués y los porqué no. Y tampoco servirá de mucho, sólo para satisfacer la curiosidad y el desencanto.

 Y por lo que a mí particularmente respecta, sólo tengo una certeza: pase lo que pase al final, lo viviré solo. Porque ese sí que parece ser mi destino escrito. Mirar a las estrellas y que ningunos ojos, más que los mios, acompañen mi mirada. Espero que me quede el tiempo suficiente para asimilarlo, aceptarlo y lograr que me guste. Porque no habrá otra cosa.

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

Amado Nervo

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