lunes, 23 de abril de 2018

a vueltas con la feria de Abril

Me encanta la feria de Abril.
 Me gusta el rebujito, ver a las señoras vestidas de faralaes, ver como bailan sevillanas y los caballos, carruajes y derivados.
 Pero aparte de un personal criterio de gusto, esta manifestación cultural la vengo viendo toda la vida. Sin ser la mia propia ni la de mi tierra, sí que es la de cientos de vecinos andaluces que han hecho de esta isla su hogar.
 Por eso me cruje ver por enésima vez a todos esos grandes patriotas canarios quejándose y reclamando amargamente al ayuntamiento por permitir a nuestros vecinos andaluces celebrar su fiesta anual. Y otra vez, con la cantinela de siempre. El consabido lamento de que se permitan celebraciones ajenas al cachorro canario, al timple y a la folia. Que todo lo de fuera, especialmente si es peninsular es dañino, usurpador y colonialista. El sempiterno agravio comparativo de que en sevilla no hay un día de canarias y nosotros les permitimos colonizarnos culturalmente. y la ignorancia de creer que las instituciones públicas financian esa fiesta abundando en el agravio comparativo.
 Pues aclaremos cosas:
 Las ferias de abril se las financias los andaluces ellos solitos. Como mucho, piden al ayuntamiento un permiso para ceder (incluso pagando) un espacio, pero nadie les paga la fiesta.
 Se organizan porque son organizados. Invitan a todo el mundo y solo pretenden mantener sus raices vivas.
 En canarias, gobierno, cabildo y ayuntamientos sufragan las fiestas canarias de todas clases cientos de dias al año. Romerias, festivales folclóricos, conciertos, mercadillos, etc. No podemos quejarnos de desasistencia.
 Y me huele que me apesta cuando unos canarios polviando gofio arremeten con saña cuando unos andaluces celebran sus cositas a base de organizarse (y pagarse) ellos mismos sus fiestas.  Curiosamente, gente que clama por el womad y por festivales de culturas que nos son ajenas y lejanas, se vomitan por ver a los andaluces luciendo sus galas. Andaluces de 2 3 4 y 5 generacion que llevan entre nosotros siglos, que nos han dado parte de su folclore, su habla y su cultura, siendo nuestros vecinos, nuestros parientes y nuestros hermanos, de repente se proclaman como lejanos usurpadores carroñeros invasores frente a unos senegaleses que tocan nueva trova africana.
 A tomar por saco. Que viva la feria de abril y mis vecinos por soleares, Guárdenme un sitio en una caseta

jueves, 5 de abril de 2018

Abre la WiFi, MotherFucker


Abre la WiFi , Mother Fucker!!
Por motivos que no vienen al caso, soy un tipo que acostumbra a ir a comer sólo . Mi ocupación es de jornada continua y por tanto almuerzo cerca del trabajo, de modo que me paso la vida escudriñando los mejores restaurantes de menú de la zona comparando precios, calidad, servicio, ambiente etc.. La hora de la comida, aunque no me sirve para desconectar del todo, sí que supone un pequeño oasis en mi rutina diaria. A pesar de ello, mis dispositivos electrónicos vienen conmigo, y mi necesidad de conectividad les acompaña. Por eso he acabado convirtiendo en una necesidad no únicamente el alimento que consumo,  sino la posibilidad de tener una Wifi disponible que no deje a mi cacharro huérfano de bites o lo que es peor, dependiendo únicamente de la cobertura y el plan de datos de mi operador que, como todos los operadores en Españistán, es una mierda pinchada en un palo (literal).
 No disponer de Wifi en un restaurante me resulta un motivo tan válido para no volver a él como una mala comida, un servicio grosero o un ambiente escandaloso.
Por eso, al llegar a un nuevo restaurante, lo primero que hago es comprobar si tienen wifi disponible, y si la tienen, mi primera pregunta al camarero antes de hacer la comanda es que me diga la clave.
 Por algún motivo que no entiendo, España es de los pocos países que se autodenominan “desarrollados” en los que aún tienes que hacer esa fastidiosa pregunta en un restaurante. Allá donde he viajado, incluyendo países en vías de desarrollo, a estas alturas de siglo el 90% de los bares y restaurantes tienen wifi y sus passwodrs están debidamente expuestas en la carta del menú, en una pegatina sobre la mesa o con diversos cartelitos distribuidos por el local. Pero Españistán es diferente. Aquí no sólo no te evitan el engorro de tener que andar preguntando, sino que encima en más ocasiones de las deseables, todavía te encuentras con reacciones airadas en cuanto la solicitas. Y lo que es peor, con negativas a proporcionártela. Evidentemente, cuando esto último me ocurre, me levanto y me voy. Pero no deja de sorprenderme que con la competencia tan brutal que hay en la hostelería de este país, un hostelero se deje pisar un cliente por la absurda manía cicatera de no dar una wifi gratis.
 Hoy he tenido que repetir el ritual de levantarme e irme, pero además con la carga de sentirme insultado por un idiota que en su afán de  justificar su tacañería, va y se pone a darme excusas técnicas del tipo “es que no la abrimos para los clientes porque el datafono se vuelve lento”. Lento debe ir tu cerebro para decir eso, pedazo de acémila, que estoy viendo un router de fibra de movistar y para ralentizar tu datafono deberían estar todos los comensales y los camareros y cocineros viendo videos en 4k en una plataforma de pago.
 Por otro lado, esta es una ciudad (supuestamente) turística, y la zona en que me muevo, la más turística de todas, donde se ven guiris todo el rato que después de visitar el casco antiguo y hacer compras en la zona comercial, paran a comer, beber y descansar. Y como todo extranjero que no tiene un plan de datos español, pues necesita una wifi con la que consultar sus emails, echar un ojo al google maps o mandarle fotos por whatsapp a sus familiares y amigos. En buena lógica, elegirá para sentarse un sitio donde ponga bien visible FREE WIFI. O al menos eso es lo que yo hago siempre que estoy de viaje.
 Sin embargo muchos, demasiados empresarios hosteleros siguen escuchando crepitar de rabia la sangre en sus venas por ofrecer un servicio gratuito que son incapaces de concebir y mucho menos entender.
 También es verdad que últimamente pulula mucho “hipster” metido a cocinero y empresario que reniega de las tecnologías y no quiere que en sus restaurantes la gente ande entretenida con el móvil, y mucho menos que le saquen fotos a sus platos, que por algún motivo consideran que merecen toda la atención del mundo y las redes se han convertido en un enemigo más que en un aliado. Y luego el totorota que se queja de que “el tipo de aquella mesa lleva ocupando el sitio toda la tarde y solo se ha tomado un café, así que quito al wifi”.
 Pues a estos, que en todo su derecho detestan las wifis, les conmino a que lo anuncien claramente en sus locales, a la entrada, en el medio y hasta en los servicios, en vez de tener que hacer pasar a la gente como yo por el papelón de tener que irse.
PD: Yo tengo un negocio, y en él la sala de espera tiene wifi, una luz tenue y un delicioso té para disfrutar de la red todo el tiempo que el cliente necesite. Y jamás se me atascó el datafono.