Virgencita, Virgencita, que me quede como estoy....
Nunca me pareció una plegaria razonable, por conformista y pusilánime. Pero es que parece que esta forma de entender las cosas se ha instalado con cimientos en nuestra idiosincrasia isleña.
Hace unas semanas, un amiguete me comentó por Facebook la celebración de un concurso de proyectos empresariales dirigido en exclusiva a emprendedores de las islas, patrocinado por una marca comercial y con el soporte técnico de una reconocida escuela de negocios. Nada menos que 30.000 eurazos distribuidos en tres premios a los mejores proyectos, a una media de 8.500€ por proyecto. Dinero a fondo perdido que no hay que devolver y como única condición que fueran capital semilla para dichos proyectos.
Uno suele desconfiar de estas convocatorias, porque esos dineros circulantes de los que nadie rinde cuentas, han sido tradicionalmente usados en las épocas de vacas gordas para comisionar a este o aquel, y los premios ya están dados antes de celebrarse el concurso. O eso creía yo. Pero mi amigo me aseguraba de que este no era el caso, y que conviene presentarse porque -textualmente- "aunque no te lo creas, se entera poca gente, y de los que se enteran pocos lo hacen porque en esta isla la gente es así, de quejarse mucho pero trabajar poco".
Como canario, me resulta incómodo y doloso dar crédito absoluto a una afirmación semejante, pero siendo sincero, no parece una idea descabellada. Y menos en los tiempos que corren , con tanta gente habiendo perdido su empleo y con serias dificultades para encontrar otro, quedando para muchos una única alternativa viable, que es la de emprender.
Como yo hace tiempo que ya me vi en la necesidad de emprender, y como tengo proyectos entre manos, estudié las bases de la convocatoria y me parecieron asumibles en tiempo y forma, de modo que me planté en dicha escuela de negocios a testear si mi proyecto tenía alguna posibilidad de competir, porque lo que no me apetece es perder el tiempo.
Me atendieron maravillosamente, de forma personalizada y sin prisas. Evaluaron mi propuesta y me dijeron que entraba de lleno en las características de la convocatoria, y que debería de intentarlo. Me puse manos a la obra, y en unos días tenía el proyecto redactado y las hojas de inscripción perfectamente completadas.
Dado que la convocatoria tiene tan buena pinta, y mi proyecto está bien planteado y defendido, no me preocupa competir con nadie, es más, me estimula, de modo que en mi facebook personal publiqué las bases y animé a mis contactos a presentarse, sabedor de que hay muchas personas en situaciones difíciles que tratan de buscarse la vida.
Pero para mi sorpresa, las afirmaciones de mi amigo resultaron ser descorazonadoramente acertadas. A falta de un día para cerrarse la convocatoria, sólo se habían presentado 5 proyectos, incluyendo el mio.
No pasa un día sin que un amigo/conocido me relate amargamente lo mal que lo está pasando, la falta de ayudas, las dificultades para todo... y no dudo de la sinceridad de todos ellos ni de lo veraz de sus quejas. Por eso no me cabe en la cabeza que seamos tan "pachorruos" de dejar escapar oportunidades así, y no encuentro otra forma de justificarlo, que concluir que somos un pueblo de aplatanados, siempre con la queja en la boca pero con muy poco o nulo ánimo de sentarse a trabajar y esforzarse por objetivos.
Yo no se lo que pasará con mi proyecto, si ganará uno de los premios, o lo mandarán a la basura a la primera, o hay otros sencillamente mejores. Pero desde luego, no podía dejar escapar la ocasión de, al menos, intentarlo. Y no me entra en la mollera que con tanta carencia, tanta dificultad y tanto paro, la gente se haya instalado en la pasividad y la falta de iniciativa de esta forma tan vergonzosa.
Virgencita, virgencita....échame los cables que puedas, pero a mi quieto no me vas a ver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario