miércoles, 16 de julio de 2025

SIETE MESES DE CARACOL

Desde que tengo uso de razón, el caravaning siempre me estuvo tentando. En mis largos años en la península, y siendo un motero de pro, reconozco que cuando paraba en algún camping continental con mi moto para montarme una humilde caseta de campaña, esas caravanas super preparadas me causaban una cierta envidia. Pero nunca me las tomé en serio. Demasiado caras, demasiados problemas y sobre todo, que para un jovenzuelo insolvente como yo, esas cosas eran de jubilados ricos. Yo era feliz con mis dos ruedas haciendo el cabra y estaba muy lejos de tomarme en serio algo que literalmente no estaba a mi alcance. Pero sí, me gustaba. Desde la barrera y desde lejos, pero me gustaba. Y fíjate tú que la vida da vueltas, y que a mis 57 años y viviendo en una isla, empiezo a reconsiderar el tema. En las peores condiciones posibles. Yo, que a los 40 decidí comprarme una Harley justo cuando volví a mudarme a la isla y el tiempo y la experiencia me demostraron que la Harley en un terruño constreñido como este era tirar el dinero, lo aprendí a base de cocotazos. Cuando le di doscientas vueltas con la moto a esta isla redonda, me harté de ella. Era cara, exigente en su mantenimiento, chupaba más gasolina que yo cervezas y se convirtió en un dolor caro y pesado de mantener. 3 años me duró hasta que cansado de tanta exigencia entendí que un hierro como ese en una isla como esta no tenía demasiado sentido y la vendí. Bendita decisión. Me saqué el capricho de encima a tiempo de que el tiempo y la perreta no causaran daños. Por entonces tenía entre 43 y 45 años, un cuerpo en condiciones y un cerebro no muy inteligente pero bien amueblado. Creo que deshacerme de ella fue una buena decisión. Pero como soy así de inestable, a mis 50ytantos largos y a pesar de la experiencia, empiezo a considerar lo de la caravana que siempre me había tentado.Y como soy como soy, que aunque no lo parezca, no tomo decisiones a la ligera, empiezo a valorarlo y me encuentro con el dilema: Sigo viviendo en un terruño pequeño, y un vehículo como ese parece que pide rueda de continente. Por otro lado, son indecentemente caras. Su popularidad en los últimos tiempos les ha elevado el precio de forma exponencial y desmesurada. La opción "segunda mano" no mejora. Siguen siendo caras y son vehículos con demasiados kilómetros como para fiarte de ellos. La opción "háztelo tu mismo", o sea, compra una furgo y camperízala tú mismo podría valer para un tipo que no fuera yo, que lo único que sé hacer en la vida es juntar 4 letras con gracia y realizar programas de televisión con garantías, pero que no sabe coger con soltura un destornillador y que para arreglar un grifo necesita tropecientos tutoriales de youtube. No. Mi única opción era una furgoneta nueva y hecha por profesionales donde yo solo me tuviera que preocupar por elegirla y conducir. Y volvemos al problema principal; el precio. Pero sea como sea, salvo el obstáculo y consigo el dinero. Alentado por alguien tan sublime y desnortada como yo, me decido a probar. Y pruebo. Y el balance es éste: Ha sido la mejor decisión de mi vida. En contra: precio esto es una islita que te acabas en 5 días, nunca le vas a dar la rueda que ese cacharro amerita para rentabilizarlo mantenimiento consumos por bien equipada que esté, vas a echarte a perder en accesorios que valen una pasta cada vez más restricciones de aparcamiento y pernocta Es una casa. Hay que limpiarla, mantenerla ordenada, atender a sus instalaciones (agua, luz,etc). Es un coche, hay que revisar el motor y sus consumibles, revisiones, etc. ....y alguno más habrá.... a favor: la furgoneta me ha dado un espacio propio que anhelaba. Es una casa, y como tal se convierte en un refugio donde desconectar aunque sea parado viendo la TV. No hacen falta cientos de kilómetros por delante. Puedo ir a cualquier sitio, cogerme una cogorza con los amigos, dormir la mona en ella y no arriesgarme a conducir. Proporciona hogar, seguridad y un lugar donde recalar. No gasto un duro en hoteles, ni restaurantes. Paro donde quiero ( o casi) y me siento tremendamente libre. Y llego a la conclusión de que sumar kilómetros no es lo que le da valor. Hasta los metros se lo dan. Volvería a comprarla una y mil veces. Quizás, como con la Harley, llegue a hartarme de ella. también es exigente y pide mucha dedicación. Pero a día de hoy nos está proporcionando tanta felicidad a mi, a mi madre e incluso a Koira que difícilmente se me ocurre una inversión mejor. Me ha costado aprender a conducirla con solvencia y sentirme seguro. Cada vez que tose ( y lo hace), me desalo intentando solucionar el problema. Y aún así, cada día que amanece solo anhelo volver a ponerme a los mandos y que mi caracola me lleve a un sitio que me ilusione aunque esté a dos manzanas de mi casa. Ya veremos lo que me dura este entusiasmo, pero 7 meses después entoy contento y reafirmado. Gracias, caracola.

jueves, 26 de diciembre de 2024

Balance 2024

Tengo que reconocer que 2024 me ha tratado mejor que sus predecesores. No he tenido grandes problemas...la salud de mi madre y la mía se han mantenido sin sobresaltos, y eso es lo más importante. Pero además las cuentas han estado cuadradas, los recursos estables y los inconvenientes ( pocos y pequeños) se han resuelto con prontitud y garantías. Hemos viajado ( Egipto en Marzo y Malasia en Noviembre) y estamos a puntito de concluir y partir el año en Marrakech. He conseguido darle salida a un sueño que hace tiempo se antojaba inalcanzable, pero que a día de hoy es una realidad inminente, y casi me asusta que todo vaya tan bien. El próximo año, si la salud sigue acompañando, está plagado de proyectos, aventuras y GANAS de vivir. Dios quiera que nada se tuerza y podamos seguir avanzando con ilusión, comodidad y suerte. Porque sí, la suerte tiene mucho que ver con esto. Tanto como el trabajo, la planificación y el empeño. Porque en estas circunstancias, la suerte es un factor poco mesurable o predictible, pero determinante. Y suerte ha habido. Esperemos que así siga. Dicen por ahí que la suerte es algo que se deriva del trabajo y el empeño. Que tu suerte es buena cuando plantas cimientos de dedicación, proyección y empeño, y que entonces ella surge. Pero no estoy tan seguro. A veces tu trabajo queda estéril por un momento enconado y una suerte adversa. Y por eso digo que por esta vez, la suerte acompaña, pero podría no hacerlo. Cruzo dedos y sigo confiando, pero sin descuidar el trabajo de la retaguardia porque sin él, no hay suerte que valga. Y sigo pensando que la salud y el tiempo valen más que todo el dinero del mundo que jamás podrá comprar ni una cosa ni otra. Y que las loterías debieran poder pagarse en tiempo y salud. El dinero va y viene, bien que lo sé. Lo otro no. Y por eso hay que valorarlo, cuidarlo y apreciarlo. Y eso estoy haciendo. Dando gracias por el tiempo y la salud. El dinero solo es un hermano pobre que ayuda pero no resuelve. Y por encima de todo esto, está lo que hace que el mundo gire, fluya y discurra: el amor. El bien. Todo lo demás son accesorios. Gracias, 2024. 2025, pórtate bien. Besos

lunes, 22 de julio de 2024

SURFING ELPIEI !!!

Nací en el 67, un año de leyenda. Eso quiere decir que a principios de los 80, con 14-15 años y viviendo donde vivía, no me quedó más remedio que convertirme en un flipado del surf aunque, también hay que decirlo, esos años no fueron los mejores para la afición y el flipe con ese deporte. Muy al contrario, tuvimos yo y los chiquillajes de mi generación que enfrentarnos a eso tan desagradable que es ser pionero en cualquier disciplina. Aquella era una época en la que a pesar de gozar de "un marco y condiciones inmejorables", algo como coger olas no es que estuviera precisamente bien visto por los más viejos del lugar. Especialmente nuestros padres. Canarios viejos que sabían lo peligroso, traidor e impredecible que puede ser el mar, y a los que maldita gracia les hacía la sola idea de que su hijo se tirara en una zona de oleaje y corrientes con una tablilla que, más tarde o más temprano le iba a hacer figurar o en las noticias o en las esquelas. Y ese era el primer obstáculo. El segundo era que en esos tiempos una tabla de surf "de verdad", era un artículo de lujo raro de encontrar por estos pagos, caro-carísimo y algo que se veía como un capricho innecesario, inconsistente y peligroso. Creo que pedirle a tus padres una moto resultaba más factible que pedirles que te financiaran una tabla de surf. Para ellos "cebar" olas era algo que podía hacerse perfectamente con un cacho de madera o de corcho y siempre en la espumita, nada de "meterse padentro". De modo que cualquier esfuerzo por acabar un curso con sobresalientes jamás iba a dar como fruto un premio en forma de tabla. Tenías que buscarte la vida de otra forma, y solo había una: ahorrar en reyes, cumpleaños y santos durante una indecente cantidad de tiempo para al final comprarte una de segunda mano a escondidas y buscando un amigo con un garage grande que te la guardara para que tu padre no la viera. De modo que mis primeros contactos con el surf pasaron por una mierda de tabla "made in Taiwan" que consiguió mi amigo Manolo "el cañadulce" porque su padre trabajaba en ALCORDE, que tenía una sección de náutica, y junto con un barquito les endosaron una tabla de fibra monofín que por hacer comparaciones es como si cuando te comprabas un coche te regalaban una bicicleta chunga de hierro, pesada y fea como el demonio. Pero con aquella tablilla taiwanesa y por turnos, experimenté por primera vez la inigualable y única sensación de cabalgar una ola. Una sensación que cuando te atrapa se te mete en la sangre como un veneno y de la que estás convencido que superará con creces cualquier otra sensación que puedas experimentar en el futuro. (Valga aclarar que a pesar de la edad, el sexo todavía estaba muy lejos de nuestras posibilidades). Aprender era otro obstáculo. No habían escuelas, ni monitores, ni internet, ni tutoriales de youtube. Aprender consistía en lanzarte al agua con aquello sin la más mínima noción ni consejo y guiado únicamente por las fotos de la revista "surfing", y algún videoclip musical con escenas de surf que grababas con tu VHS y gastabas las cabezas del aparato rebobinando y adelantando a ver si conseguías escudriñar como ese hawaiano que salía en un video musical de no se qué cantante lograba ponerse de pié durante el empuje de la ola. Y luego tratar de imitarle durante horas en la marea hasta que un día, Oh cielos!, consigues estabilizarte y bajar un cerrojo sin matarte. Y así, poco a poco hasta que después de meses, revolcones y buches de agua salada, un día conseguías no sólo bajar una ola, sino cruzarla unos metros y acabar de nuevo revuelto pero satisfecho por los 7 segundos en los que conseguiste mantenerte de pié y creyéndote Dios. El otro obstáculo: el entorno. Si vivías en Las Palmas, a esa edad y sin coche, la única opción era "La Cícer". Esa parte de la playa de las canteras dejada de la mano de Dios y que en mi época era un pedregal donde se vertian todas las aguas negras del barranco de la ballena ( a día de hoy eso no ha cambiado mucho), sin urbanizar y que bajo sus aguas orilleras conservaba los restos de hormigón de la antigua fábrica que se convertían en peligrosas bajas donde una ola traidora y sin conocer el terreno podías abrirte la crisma si no tenías claro dónde se localizaban. Sí, fué duro ser pionero. Y como en todo, ser pionero estaba reservado para los más fuertes, los más locos, los más inconscientes y los más perretas. La fauna de la época sólo tenía un perfil: adolescente, varón, lleno de granos y poca capacidad para discernir el peligro. Chicas, NI UNA. No sé si achacarlo al patriarcado o a que en esos tiempos a una muchacha medianamente inteligente ni se le pasaba por la cabeza ir a pasar las fatigas, el peligro y la falta absoluta de glamour mientras que en el reina isabel, playa chica o la puntilla el día de playa era mucho más llevadero, apacible y gratificante. Bueno, miento....conocí a una chica del grupo que se interesó por el tema, pero que abandonó al par de meses porque, no lo olvidemos, el surf es una actividad física muy potente en la que estás un 1% cabalgando una ola, un 49% esperando la serie, y un 50% REMANDO como un animal, lo cual hace que desarrolles dorsales, espalda y brazos como un nadador profesional. Y mi amiga un día cepillándose el pelo delante del espejo decubrió en su brazo un bíceps cuasi masculino que no le gustó nada, y ahí lo dejó, aterrorizada ante la perspectiva de convertirse en una gorila que pareciera producir más testosterona que progesterona. Pero bueno, hoy 35 años después todo ha cambiado. La cícer hoy aparenta ser una zona urbanizada con cánones del S. XXI. Hay escuelas de surf por doquier. Desde burbujita hasta hoy, han proliferado tiendas de material que han democratizado el acceso al deporte. Las chicas se han sumado de forma exponencial....e incluso los padres ya ven con buenos ojos una actividad que en mi época era proscrita y vetada. Y tanto han cambiado los tiempos que ayer en el sur, disfrutando de un domingo de Julio y con un mar que sacaba buenas olas, me maravillé observando a la fauna surfera que, ahora sí, es tan numerosa y abundante que en según qué zonas ves más surfers que bañistas. Y observando, me llamó la atención cómo ha variado el perfil del surfero. Lo más que abundaba eran cincuentones (como yo), cuando en mi época era inimaginable ver a "un señor talludito" ajustándose una amarradera. Viejunos que quizás un día fueron inoculados por el veneno del empuje del mar y que hoy sin complejos siguen dándole rienda suelta a una actividad que, repito, puede dejar en pañales a cualquier orgasmo. Me siento parte del surf de esta isla, con orgullo y con cierta melancolía. Y me alegro, sí, me alegro, de que aquella perreta mía de juventud no estuviera tan equivocada al ver las pasiones que todavía desata y el público que atrae. Y aquel himno de los beach boys de SURFING USA, hoy bien puede acoger las siglas de mi ciudad. SURFING ELPIEI!!! Buenas olas para todos.

lunes, 8 de julio de 2024

VIVA SAN FERMÍN!!! GORA!!

Otro año más (y tengo 57), asisto impertérrito a las tremendas y muy merecidas celebraciones de mis hermanos pamplonicas con su santo Patrón. Es descomunal ver cómo en estas Españas divididas, separadas, celosas unas de otras y tremendamente insolidarias en cuestiones puntuales, no hay grito más secundado,unitario e igualador que un GORA SAN FERMÍN!!!. Por unos días, la piel de toro se vuelve hispánica al unísono y desde canarias a finisterre pasando por sevilla y por Mataró, los españolitos se enternecen e identifican con un atuendo blanco y un pañuelo rojo sea cual fuere su procedencia. Ya no hay fallas, ni feria de Abril,ni carnavales de Cádiz o Tenerife, ni real madrid, ni BarÇa, ni chotis, ni muñeiras, ni gaitas. Estos días España entera se viste de encierros, chupinazo y cogorzas hasta el amanecer. Pero es que allende nuestras fronteras patrias, ocurre lo mismo. A día de hoy creo que los guiris, liderados por la todopoderosa CNN yanki, nos pone en el mapa por los encierros pamplonicas y si a día de hoy le pides a un ciudadano de Uzbekistán que evoque en su imaginario el nombre de España, probablemente sean los encierros de Pamplona lo primero que le venga a la mente por encima del flamenco, los toreros, Paco de Lucía y todos los demás topicazos que siempre nos definieron ante los foráneos. Creo que mi tocayo Ernest Hemingway y su obra maestra "The sun also rises" jamás imaginaron verse sobrepasados en su fervor pamplonica y su devoción a San Fermín,que hoy son más universales de lo que su prodigiosa pluma pudo imaginar. y esto, como siempre, me lleva a hacerme preguntas. ¿cómo es posible que la carrera de no más de 3 minutos de unos morlacos rodeados de inconscientes haya podido generar tanto interés a nivel mundial? ¿cual es el leiv motiv? ¿qué hace que un tipo se juegue la vida por 30 segundos de carrera frente a un cuerno asesino y que miles de espectadores se derritan ante un acto tan poco inteligente como audaz?, Y no encuentro respuesta. Y quizás no la haya. Lo curioso de todo esto es que tanto fervor amable y fiestero se basa en una cultura denostada, barbarizada, criminalizada y condenada como es la tauromaquia. ¿ignoran todos estos fervorosos hooligans de los encierros que esos astados que van calle estafeta arriba van a acabar siendo lidiados, muertos, despiezados y cocinados en los mejores restaurantes después de esa bárbara costumbre tan nuestra de darle martirio a un animal en una plaza?. Sí, es curioso. Parece que no quieren ligar la ineludible relación que existe entre el encierro y la lidia.Y a la primera parte la llaman tradición, y a la segunda, barbarie. Lo curioso, y lo grande, es que una sin la otra dejarían de tener sentido. Soy de unas islas ( canarias), donde la tauromaquia jamás fué tradición, ni costumbre ni ejemplo de nada. En estos peñascos nunca hubieron toros bravos ni mucho menos la liturgia de asesinarlos en una ceremonia cruel y sangrienta. Aquí siempre torturamos a nuestros animalitos, más pequeños y menos feroces, en forma de peleas de gallos o de perros, y de unas formas mucho menos decorosas de lo que es una lidia. Y mucho menos, poniendo en juego la vida de un ser humano. Va a ser difícil encontrar a un canario que pueda apreciar o tolerar un espectáculo taurino puesto que no está ni en nuestros genes ni en nuestro acervo cultural. Y digo esto porque como canario que soy, quiero dejar claro que no tengo ningún apego, ninguna cercanía ni simpatía por un espectáculo donde un toro es martirizado hasta la muerte. Como soy viejo e hice la EGB, me crié en un mundo donde la tele de mi niñez era en blanco y negro y además con solo una cadena, porque la 2 llegó aquí cuando yo era algo más que talludito. Y recuerdo en la TV! nacional aquellas corridas de toros en blanco y negro que eran un soberano coñazo y en las que siempre, por empatía y humanidad, uno se posicionaba del lado del toro y la poca atención que prestaba era esperando que el torero recibiera una cornada que le hiciera saltar por los aires y aplaudir y jalear al toro. Sí, yo vengo de ahí. Pero, Oh cielos!...de repente un día crezco, leo, estudio y empiezo a ver las cosas de otra manera. Y tras 57 años de vida descubro que la tauromaquia, que tanto me repugna de entrada, es una muestra de arte y cultura sin parangón en este peñasco llamado planeta tierra. Te choca, verdad? Te asquea leerme calificando a la tauromaquia como arte y cultura cuando tú lo único que ves son los estertores de la muerte en un pobre animal y no hay nada en tu cerebro que pueda equiparar esa salvajada a términos amables como "cultura" o "arte". Sí, te entiendo. Pero tanto te entiendo como me atrevo a indicarte lo equivocado que estás. Piensa en el pintor de las cuevas de Altamira. Un tipo cuya mayor urgencia en un mundo hostil, era procurar alimento y subsistencia para sí mismo y para sus congéneres, pero que decidió invertir una parte importante de su tiempo y recursos en decorar las paredes de una cueva con dibujos con escenas de caza y la fauna que le circundaba. Tuvo que inventarse y procurarse los medios para hacerlo. Los pigmentos, las antorchas para darle luz y sobre todo, el temperamento artístico que no pudo refrenar para dejar testimonio de su visión del mundo sin que eso le reportara ni alimento, ni beneficio más allá de la satisfacción de plasmar lo que su alma humana le reclamaba a gritos. Y de repente, ese empeño se convirtió en arte y cultura. Arte porque desarrolló las técnicas para expresarlo, y cultura porque transmitía su saber y su necesidad de compartir y trasladarlo a sus descendientes. Y todos los pueblos humanos han hecho lo mismo a lo largo de la historia con las distancias y las diferencias de circunstancias que nos predisponen. Todas las sociedades humanas han desarrollado arte y cultura. Algunas más sofisticadas, otras menos, pero todas sin excepción han hecho que su idiosincrasia hallara una forma de ser expresada en eso que hoy llamamos bagage cultural. Y los íberos no iban a ser menos. Y desarrollaron un arte sin igual al decidir enfrentar al animal más peligroso y poderoso de sus dominios ( el Uru, el bóvido bravo) hasta desarrollar un ritual con el que dominarlo y hacerlo de una forma artística. Te has fijado realmente en una corrida de toros???. El torero, calificado por mentes cortas como el super macho, es en realidad una figura femenina. Toda la lidia es un homenaje y una oda a la mujer. El torero representa a la mujer. Fíjate como se viste. El traje de luces está diseñado para feminizar el cuerpo del torero. Esas medias rosas, esas zapatillas delicadas, la coleta, la montera que imita peinados dieciochescos, y el traje que dibuja las formas curvas y sensuales de un cuerpo femenino. Reconoce que si ves a un torero de espaldas solo ves la silueta de una guitarra, sensual y armónica como las caderas de una mujer. El toro representa la fuerza bruta, que embiste y no mira hacia atrás ni a los lados. El toro representa al hombre y su brutalidad, y el torero, feminizado, representa a una mujer que a base de inteligencia, quiebros y argucias logra someter a la bestia gracias a su superior inteligencia. Y lo hace de una forma elegante, artística, como un ballet. Pases de pecho, verónicas y técnicas tan preciosas que logran eludir la embestida de un morlaco sin tan siquiera levantar los talones del suelo. Puro arte. Mira el entorno, la utillería, la banda de música que ameniza la lidia....en serio, podrá gustarte más, menos o nada, pero de ninguna manera se puede negar la componente artística y cultural del espectáculo. A mí tampoco me gusta ni entiendo el arte abstracto de Tápies o Miró, pero mi gusto personal no va a cuestionar su componente artística. Que tus prejuicios tampoco le nieguen a la tauromaquia sus valores, por más que la sangre te desagrade y no veas más allá de tus prejuicios. Las "artes de pesca" capaces de sacar del mar a un atún de 300k que luego vas a devorar en un sushi, no difieren de las artes de la tauromaquia que hoy denostas, aunque no te pierdas un buen asado de rabo de toro lidiado. Pero es que, además, hay que añadir otro factor a la ecuación; El toro de lidia es hoy por hoy el único animal de la creación que no solo disfruta de una vida de 5 años en semi libertad en la que desarrolla todo su temperamento y su potencial al ser criado en dehesas completamente entero, sin castrar y sin ser entregado dócil y manso a una industria cárnica que en 3 años lo convierte en conserva o en filetes de añejo que compras cómodamente en bandejas de plástico en el hiperdino. El toro de lidia se desarrolla ejercitando su bravura y a la hora de morir tiene la oportunidad que ningún otro animal tiene; matar a su verdugo. E incluso de ser indultado. Te lo digo en serio, si tuviera que reencarnarme en un animal, elegiría ser toro bravo, Ni los leones tienen el privilegio de los miuras. Y ahora, dale una vuelta.

miércoles, 29 de mayo de 2024

hasta pronto

  Hoy se me fué un amigo. Pero es momentáneo, quiero pensar que allá donde fuera lo que hace es guardarme un sitio a mí y a otros tantos.

 Waldo se fue sin esperarlo. Sé que le jodía que le llamáramos Waldo y reivindicaba su bonito nombre: Osvaldo, pero que se joda, porque ahora no me oye y lo llamo como me dé la gana.

 Llevo tanto tiempo (mas de 6 años) velando por la salud de una anciana, que a veces pierdo la perspectiva biológica, y cuando de repente se muere un amigo de mi edad, el golpe es devastador porque no alcanzo a asimilarlo. Estoy tan mentalizado de que debo aceptar el deterioro de una persona y que el tiempo tiene sus designios, que cuando me fallan las cuentas y acontece lo no esperado, me desbarato. Pero en fin, ocurrió.

 Waldo no sólo era un niño de mi infancia. Aparte de compartir colegio, aula, pupitre y patios, compartimos también vecindad. Vivíamos muy cerca y después del colegio alargábamos el vínculo jugando en la calle convirtiendo las puertas de garaje de un negocio cercano en improvisadas porterías para seguir destrozando los zapatos negros del uniforme del claret.

 Waldito era un tipo peculiar. Tenía una arrolladora personalidad que....coño, miento...su personalidad no era arrolladora porque él no arrollaba a nadie. Su personalidad era simplemente APLASTANTE. Recuerdo cómo puso de moda en el colegio acudir con un macuto verde militar en una edad en que todos íbamos con nuestras maletitas de corte inglés y a él le importó un pito y tres pimientos que su macuto fuera la risa de nuestra sociedad de imberbes hasta que al final, sin saber cómo, el macuto verde militar se convirtió en un icono y nadie podía aspirar a un mínimo de respeto si no se colgaba del hombro un macuto como el de Waldo. Y así fué siempre. Waldo transpiraba autenticidad y absoluta ausencia de necesidad de reconocimiento social. Yo jamás tuve ni su determinación, ni su resolutiva confianza en sí mismo como para hacer siempre lo que le dió la real gana sin necesidad de consenso ni aprobación.

 Y así pasaron los años de la infancia hasta que la diáspora estudiantil nos separó y tuvimos un vacío de 30 años en los que no hubo contacto y cada uno siguió el camino que el destino le tenía resuelto. Hasta que a los 50 años, una de esas aterradoras reuniones de antiguos alumnos nos volvió a poner frente a frente. Aterradoras, porque despues de 30 años sin ver a tus compañeros de pupitre, acudes con el miedo de ser comparado, de no haber cumplido las expectativas...en fin, tantas cosas...pero resumiendo, allí volví a verlo. Y era tal cual. Le importaba una mierda el juicio que los demás hicieran de él. Lucía pintas que a todos los quincuagenarios podrían parecernos estrambóticas. Gorra de beisbol, ropa más que "casual", uñas pintadas de negro que parecian mejillones....en fin...quizás muchos quisimos ver en esas pintas un fracaso, pero lo cierto es que a él eso no le importaba y apareció tal cual, sin complejos y con orgullo. Y al volver a tratarlo descubrí que ese adulto de 50 años, testigo de mi infancia, no había cambiado un ápice su esencia. Seguía siendo el tipo que marca tendencia desde lo genuino de su ser y con cariño aceptaba las diferencias a la vez que reivindicaba su forma.

   Descubrí a un ser de luz, esa es la verdad. Y aunque discrepáramos en muchas cosas, coincidíamos en otras. Sus posiciones ideológicas, políticas e incluso filosóficas me parecieron extremadas, pero debo decir que con tanta radicalidad defendía sus posiciones como mostraba respeto por las ajenas. Me dió una buena lección, que soy vehemente, impulsivo y ofensivo. Y su templanza me inspiró. Si hoy soy un poco mejor, lo debo su influencia.

 Hoy nos hemos dado un "hasta luego", porque si 30 años no fueron una despedida, esto tampoco va a serlo. Waldito, donde quiera que estés, guárdame un sitio en la grada naciente. Y GRACIAS.

martes, 26 de marzo de 2024

LA TRAICIÓN

 A estas alturas de mi vida he aprendido a bregar con cierta solvencia con las virtudes y defectos de mis congéneres y con los míos propios. He aprendido que soy un ser imperfecto que tiene sus propias taras, y que si aspiro a que los demás las acepten, por pura reciprocidad debo aprender a aceptar las ajenas. Y lo intento. Vive Dios que lo intento. Y a veces lo consigo y otras fracaso estrepitosamente.

 Soy capaz de superar actitudes nimias pero que me irritan. Puedo respirar hondo y admitir que la actitud molesta y perretosa de mi amigo borracho merece comprensión y resignación. Soy capaz de contener mi malestar cuando veo que alguien se comporta de forma opuesta a mis tendencias pensando que en ocasiones, alguien puede sentirse molesto con las mías. Y de eso se trata. De que nos disculpemos y aguantemos cada uno con su cadaunada, porque nadie es perfecto y lo que a unos molesta e irrita, a otros complace y divierte. Y encontrar la forma de convivir con ello es un arte y una necesidad, porque cuando te cierras en tus filas estás avocado al fracaso.

  Pero reconociendo todo esto, hay algo con lo que no puedo, y hay cierta forma de ir por la vida con la que ni comulgo ni encuentro paliativos para justificarla. Y es lo que da título a este post; la traición.

 No admito a traidores en mi vida. La traición es algo que mi cerebro no puede procesar de ninguna forma, ni justificar ni entender. Y es que la traición se rige por unos parámetros que bajan a las cloacas de la condición humana. La traición se basa en un engaño perverso donde previamente se crea un clima de confianza que luego es desdeñado, cuando la confianza del traicionado se encuentra con una realidad que le destroza y apabulla. Para traicionar hay que mentir, engañar y luego asestar una estocada mortal. El traidor es un ser despiadado, calculador y dañino, porque para traicionar necesita de todas esas cuestionables virtudes.. No se traiciona de forma espontánea ni por casualidad ni en un arrebato de cólera, La traición necesita preparativos, intención y estrategia. No surge de la nada. Y todo eso es lo que la hace execrable. Ninguna circunstancia sobrevenida puede exculpar al traidor de sus actos porque, repito, traicionar requiere preparación y alevosía y voluntad.

 Yo he sido traicionado gravemente y por más que he tratado de exculpar a los responsables, ya no puedo hacerlo más por mucho que me duela. Soy consciente de que la traición no es un error ni un "sin querer", sino un acto premeditado, estudiado y aprobado con la suficiente antelación pero que en manos de mentes cortitas a veces sale mal. Muy mal. Pero partamos de la base de que el traidor es un ser cobarde, incapaz de afrontar circunstancias incómodas de frente y que por eso recurre a la traición como muro de contención y barrera protectora porque le brinda una escapatoria. Es capaz de ponerte una zancadilla escondido entre los matorrales o de airear un chisme oculto en la muchedumbre para hacer un daño sin que nadie le señale,. Porque es cobarde. Y el cobarde nunca se expone abiertamente.

 El traidor aprovecha las debilidades que un día le confiaste para ponerte a los pies de los caballos sin exponerse. El traidor te vende a sus intereses y no le importa la desazón que te causa. El traidor, te traiciona, sin más.

 Guárdense de los traidores. Los hay por doquier.

jueves, 7 de marzo de 2024

TRANSPARENTE

 A vísperas de un nuevo 8 de Marzo, con toda la maquinaria gubernamental echando humo para promover, alentar y dar cobertura mediática a los actos reivindicativos de mañana, vuelvo a sentirme transparente. Y no es que lo sienta, es que lo soy.

  Soy un machirulo heteropatriarcal, nacido con una condición de género que me pone al margen de todas las reivindicaciones de mañana. Y da igual lo que haga. Da igual que esté asumiendo responsabilidades que, aunque tradicionalmente se atribuían a mujeres, a día de hoy cualquier mujer que las realice será objeto de loa y subvención, pero que si la asumo yo, me pone a los pies de los caballos y en el último lugar de una cola donde ni siquiera tengo derecho a estar.

 Soy un macho de mi especie, y hacerme cargo de la alimentación, medicación, higiene, distracción y sociabilización de una octogenaria madre MUJER, es algo que no me genera ninguna clase de derecho ni reconocimiento. Y me parece bien. Es mi madre y la cuido porque puedo y quiero. Pero cruje el espíritu saber que si entre las piernas tuviera una vagina y no un pene, todo este trabajo tendría la comprensión, loas, derechos y subvenciones que ahora se me niegan porque estoy en un status "superior" de machito capaz de hacerse valer sin injerencias ni obstáculos frente a pobres mujeres desvalidas que necesitan de más apoyos y ayudas que un ser de mi mísera calaña.

 Parece ser que debo purgar la culpa de mis ancestros, de la santa inquisición que quemaba brujas...parece ser que debo purgar los pecados de mis antecesores y, que por el hecho de ser un hombre, soy culpable de todas las injusticias que en pretérito se cebaron con las hembras de mi especie. Parece ser que la equidad de derechos del S. XXI no computa en mi haber, y que a pesar de ser criado en igualdad, aún debo purgar por mi condición de género con las culpas de unos antecesores con los que ni comulgo, ni comparto, ni acuerdo. Parece ser que hay un espíritu de revancha que no va a descansar hasta hacer que todos los hombres de mi generación y las venideras, paguen por los excesos cometidos en tiempos tan pretéritos que los hombres de hoy día ni entendemos ni compartimos. No compartimos más que una deuda que no adquirimos, pero que pagamos por un injusto y execrable sentimiento de culpa social de la que no somos ni remotamente responsables.

 Mañana cientos, miles de mujeres y hombres irán a reivindicar igualdad y derechos con los que estoy de acuerdo. Pero ninguno reivindicará que yo me haga cargo de mi madre y sus necesidades. Ninguno/a dirá que mi labor es tan importante como la de una señora que haga lo mismo. Nadie reconocerá una labor que por mi entrepierna me sitúa en el lado chungo de la balanza. Y yo lo único que sé es que, con subvención o sin ella, seguiré ocupándome de la gente que quiero.