domingo, 24 de octubre de 2021

CuidadorEs

 Muy a mi pesar, soy cuidador.

 Nunca imaginé verme en esta tesitura, pero la vida, o el destino, o el karma, o lo que sea, tenía esto guardado para mí.

  Y es una condición que adquirí sin decisión previa. Sobrevino, como el volcán de La Palma. 

 Mi madre tuvo un accidente y después de aquello tomé conciencia de que no quedaba otra opción que estar a su lado y cuidarla. Y empecé como algo provisional. Sin pensar en largos plazos, sino simplemente asumiendo las tareas que tocaban cubrir con urgencia y que luego el tiempo fuera "poniéndolo todo en su sitio". Pero lo único que el tiempo ha hecho es ratificarme como cuidador, guarda y custodia de esta mujer que me parió, me crio e hizo todo lo que mejor supo y pudo por mí.

 Pero nunca tuve conciencia de a qué me enfrentaba. Solo fui a tapar agujeros, cubrir carencias y resolver problemas, que es algo para lo que estoy más que bien dotado.

  Pero 4 años después ya me he dado cuenta de que esto es un trabajo, además de un deber, y que el largo plazo se asume a medida que eres capaz de interiorizar que ya te has convertido en CUIDADOR y que tu único plazo consiste en "cuanto más tarde, mejor".

  Quiero prolongar la vida de mi madre todo lo que pueda. Y para ello, debo renunciar a la mía propia. Con gusto. Con responsabilidad. Con ahínco. Pero lamentablemente, sin preparación alguna que tengo que ir aprendiendo y asimilando a medida que los problemas crecen y con tutoriales de youtube.

 A Dios gracias, crecí en una familia igualitaria. Sé como llevar la intendencia de una casa. Sé limpiar, sé hacer una compra, sé cocinar. Soy capaz de elaborar una dieta, de cambiar pañales, de dar una ducha, de recurrir al sistema sanitario con garantías. Puedo cuidar de una enferma con una precisión germánica, y a resultas de ello, hoy mi madre, desahuciada por su médico de cabecera por su diabetes, edad y problemas cognitivos hace 4 años, tiene sus análisis mejor que los míos. Está como un pincel.

  Come como es debido, recibe la medicación adecuada, y tiene entretenimiento y marcha a raudales. Y que me dure 100 años.

  Pero todo lo que subo a redes sociales es solo una fracción de lo que estoy pasando. Viajes, paseos, risas, comidas, asaderos....sí, todo eso es real. Mi madre disfruta de estos años gratis de vida como una enana y yo con ella. Pero hay, como en todo, un reverso tenebroso. Y es que no estoy preparado. Tengo enormes carencias que no salen en facebook ni en los whatsapp.

  Si bien el tema técnico lo tengo por la mano (comida, higiene, vestimenta, medicación, etc), el tema psicológico lo llevo muy pero que muy mal. Mi paciencia no está entrenada. Mis conocimientos son limitados. Y si bien sé tratar una diarrea con eficacia, soy un perfecto inútil a la hora de enfrentarme a un deterioro cognitivo.

  Los olvidos, las reiteraciones, las teclas, los despistes.....todo eso me enerva hasta el punto de querer cortarme las venas en más de una ocasión. Y a medida que el tiempo pasa y esos problemas se agravan, noto cómo mis carencias se multiplican. No estoy entrenado. No estoy formado. Y me cuesta, cada día más. Y lo cobro en forma de desacato a mi propia vida. Mi frustración se vuelca sobre mis amig@s. Mi mal humor lo pagan los más cercanos. Mi salud, física y mental se resiente por momentos y no sólo me amargo a mí, sino a todo el que tengo al lado. Y cuando viene una tormenta emocional, arraso con todo lo que haya cerca, y piso como Atila, para que allí no vuelva a crecer la hierba.

  Por suerte aún conservo algo de autocrítica, conciencia y reconocimiento de que debo pedir ayuda. Es lo bueno que tiene la formación que he recibido. Pero me lamento, solidarizo y empatizo con la enorme cantidad de personas que tienen que enfrentarse a esto con menos recursos (de todo tipo), de los que yo tengo.

  Y por eso hoy te digo, amig@:

   Perdóname cuando me veas taciturno, cabreado, inquieto, agresivo, hiriente, cínico, caustico o tóxico sin venir a cuento. Discúlpame sin preguntas, sin juicios y sin sentencias. Mi procesión va por dentro y ya vendrán tiempos mejores.

 Gracias por tu paciencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario