viernes, 30 de diciembre de 2022

amigos. que corra el aire

 Soy un varón heterosexual blanco de 55 años y una educación judeocristiana. Y en los tiempos que corren, eso me hace merecedor de una montaña de prejuicios que hablan de mí antes de que yo abra la boca. Soy consciente, y trato de que me afecte lo menos posible. Pero hoy...hoy se ha traspasado una línea roja que no voy a ceder a ningún buenista progre.

 Tengo amigos. Pocos, pero alguno tengo. (mis enemigos son más numerosos, pero eso es otra historia).

 Y de esos amigos, unos más y otros menos. y de los que más, algunos son casi hermanos. De esas personas que por vivencia, tiempo, cercanía o lo que fuera o fuese, la vida los ha convertido en una segunda capa de piel. Y poco importa lo cercanos o lejanos que estemos en intereses intelectuales, materiales o agropecuarios. Son parte de mi vida, y yo de la suya en las distancias cortas. De los que cuando tienes un problema, o una alegría, se afligen o se congratulan contigo, según proceda.

 De esos a los que una llamada les hace involucrarse y que cuando no pueden cogerte el teléfono, te devuelven la llamada tan pronto pueden para cerciorarse de que estás bien y que si no lo estás, buscan la forma de hacerte sentir mejor. Todos tenemos a alguno de esos. Son pocos, pero ahí están.

 Y hoy, una mente desnortada, me cuestionó esas amistades. Insinuando que quizás, detrás de esa amistad existía un vínculo que iba más allá y que quizás yo no reconocía por prejuicios o educación. Hablando en plata: que esos amigos profundos eran la encarnación de un impulso homosexual que me negaba a reconocer, y que esa negación no era más que un reflejo de una innata homofobia latente y no reconocida.

  La verdad es que me sentí insultado.

 No soy homófobo. No tengo nada en contra de la homosexualidad ni contra quienes la consideran una opción de vida. Pero es que simplemente soy hetero y cuando quiero a un amigo de mi mismo sexo, es porque su presencia en mi vida va mucho más allá de cualquier connotación lúbrica. Es mi camarada, es mi colega, mi compadre, mi pana....y no siento ninguna necesidad de carnalizar esa relación en ninguna forma de manifestación ni práctica sexual. Es tan difícil de entender??? Para congeniar, divertirme, disfrutar o compartir con otro hombre tengo acaso que verme obligado a sentir algún impulso sexual hacia él????...estamos locos????

 Cierta progresía nos ha prohibido ser lo que somos y manifestarnos como somos si la etiqueta no les complace. A insultarnos como homófobos si no admitimos sus dogmas. A definirnos en cosas que no admiten sus definiciones ad hoc.

 Pues esa es la linea roja que no les voy a permitir.

 Adoro a mis amigos sin necesidad de querer verlos en bolas ni desear sus cuerpos. Solo quiero que sean quienes son para mi vida y para la suya. Y que cada uno colme sus impulsos como mejor le venga. A mí eso no me importa.

lunes, 19 de septiembre de 2022

VIVA LA VIRGEN DEL PINO!!!

Técnicamente, soy cuidador.
  Llevo desde 2018 cuidando de mi madre enferma, y a pesar de todas mis carencias técnicas he logrado prolongarle una vida de calidad frente a los pronósticos médicos que se empeñaban en desahuciarla.
  Desde el principio, uno de mis objetivos anuales era agradecer, manifestar y honrar nuestra fe hacia nuestra patrona, y decidí hacer cada 8 de Septiembre la caminata a Teror junto a mi madre empujando su silla de ruedas. Y lo logré siempre agradecido, orgulloso y en deuda con todos aquellos que de una forma u otra nos facilitaron alcanzar nuestro propósito.
 Pero este 2022 he sentido el mayor abandono, desconsideración y dejación por parte de unas instituciones que a todas luces desprecian e irrespetan nuestra entrega.
 No pretendo de ninguna forma que compartan ni apoyen nuestra fe. Sólo pretendo respeto y consideración. Y eso implica que el propósito de servicio público ampare a aquellos que les hemos otorgado esa responsabilidad.
  Me vi en el acceso al viaducto de Teror, rogándole a unos guardias civiles que me dejaran atravesarlo como en los 3 años anteriores obteniendo únicamente negativas. Me obligaban a llegar a la patrona por el camino de la fuente agria enfrentando imposibles pendientes que requerían no sólo de una inabarcable fuerza física, sino asumir un riesgo que podía desembocar en una debacle. Esas pendientes son inasumibles para mi capacidad, y un mal paso, un fallo, podía hacerme perder el control de la silla que se saldaría con una tragedia.
 Comprendo "la norma". Comprendo unos motivos que, sin ser técnico, aconsejen a los responsables a cortar un paso y desviar el camino para que de forma general ofrezca más garantías. Pero del mismo modo, comprendo que una norma no puede ser universal y que siempre hay fuerzas mayores y excepciones. Pero ellos no lo comprendieron. Y apelando a "nuestra seguridad", me ofrecieron (sin otra opción) una alternativa mucho más peligrosa e insegura.
  De nada sirvió ver a una octogenaria en su silla queriendo cumplir una promesa de fe, ni a un tipo de mediana edad tratando de complacer a su madre en fecha tan señalada y por unos motivos que, aunque espureos, son tan dignos de respeto como cualquier otro.
  Y tuve que afrontar el camino de la fuente agria con el único tirón de la fe y el empeño.
  Al llegar a Teror, mi madre en su silla tuvo que esperar que acabaran los actos institucionales para ver a la virgen. 2 horas de espera a la intemperie que luego tampoco encontraron ni una facilidad. Ni una rampa. Ni una preferencia. Y tuve que valerme de la generosidad de otros peregrinos para en volandas, acceder a los pies de nuestra señora.
  Pero de una forma u otra, cumplimos nuestra promesa. Vimos a Pinito, oramos por los nuestros y si Dios quiere, el año que viene volveremos a hacerlo. Solo espero que para entonces, las "fuerzas vivas" no nos lo pongan tan difícil.